Las actividades competenciales son perfectas para desarrollar el “saber hacer” del alumnado. A diferencia de otras actividades más convencionales, estas nos ayudan a integrar el “saber” con el “saber ser” y con el “saber hacer”, preferentemente con el trabajo en equipo y la puesta en práctica de los contenidos.
La competencia ciudadana se forma en el proceso de comunicación con otras personas y con el medio social. Las estrategias de enseñanza y aprendizaje basadas en la interacción son en este caso las más adecuadas.
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La competencia ciudadana, comprende la competencia social y la cívica y trata temas tan importantes como la igualdad y la no discriminación, la democracia, la justicia y los derechos humanos.
Para empezar, la competencia social busca el bienestar personal y también colectivo, con un buen estado de salud físico y mental, además de otros factores socioeconómicos determinantes. Por otro lado, la competencia cívica se centra en el conocimiento de conceptos sociopolíticos y económicos de carácter más global, como por ejemplo la solidaridad y la importancia de los eventos históricos, entre otros.
El aprendizaje del futuro es parte de la educación para la ciudadanía. Hicks y Holden (2007) defienden que la escuela debe enseñar a explorar futuros alternativos, de una manera personal, local y global. Se ha demostrado que incluso los niños y las niñas de Educación Infantil están muy bien capacitados para hablar de sus futuros personales y de su comunidad.
En las investigaciones realizadas por los autores anteriores se constata que el alumnado de Primaria piensa que actuarán mejor que los adultos en el futuro. Pero el mismo alumnado cuando después está en Educación Secundaria no se siente protagonista de ningún tipo de cambio. El trabajo en la clase de la competencia ciudadana debe conseguir que los niños y las niñas, los chicos y las chicas de nuestros centros escolares comprendan y actúen, que sean capaces de solucionar problemas, que imaginen el futuro y, sobre todo, que sus proyectos no acaben en el olvido o en la inacción. La competencia social es, en definitiva, la práctica consciente, comprometida y responsable de la ciudadanía, también en el aula.
A ser ciudadano o ciudadana se aprende ejerciendo esta competencia desde los primeros cursos de la escolaridad, de la misma manera que a caminar se aprende caminando y a nadar nadando.
A continuación, veremos una actividad para trabajar de forma expresa esta competencia.
El reto que se les plantea es buscar información en grupos de 5 sobre problemáticas de carácter social acerca de las cuales sea necesario trabajar para paliar en la medida que sus posibilidades lo permitan, y que diseñen al efecto un proyecto que posibilite este objetivo. Estamos hablando de una metodología denominada aprendizaje-servicio, metodología que en EE. UU. por ejemplo ya resulta obligatoria en los centros de enseñanza secundaria.
El alumnado habrá de emplear fuentes de diversa índole para implementar el proyecto: fuentes literarias-lingüísticas, históricas, cuantitativas-estadísticas, gráficas, la observación directa, la observación indirecta, medios de comunicación de masas (De Vecchis y Staluppi, 2004). El uso de estas fuentes ayuda a los alumnos a comprender las relaciones en espaciales, sociales, etc. Algunas de estas fuentes son:
En todos los casos partiríamos de un análisis de situación en el que realizaremos un listado de necesidades que observamos en nuestro entorno, puede tratarse del entorno más próximo o de otro más lejano. Las necesidades pueden ser de carácter material, social,...
Algunos ejemplos:
Ejemplo I
Ejemplo II
Ejemplo III
Con esta actividad también estamos aportando al desarrollo de la adquisición de otras competencias, además de la adquisición de la capacidad de trabajar cooperativamente, como es el caso de la competencia emprendedora, la cual implica, como vimos en un artículo anterior, desarrollar un enfoque vital dirigido a actuar sobre oportunidades e ideas, utilizando los conocimientos específicos necesarios para generar resultados de valor para otras personas.
El hecho de dirigir el aprendizaje hacia la solución de problemas concretos aporta una gran motivación y da sentido y significatividad a los contenidos, dejando de ser estos un medio exclusivamente orientado a aprobar exámenes.
Por otra parte, les obliga a adoptar un papel activo en la sociedad que posteriormente resultará de enorme utilidad en sus desarrollos personales y profesionales.
La competencia personal, social y de aprender a aprender se potencia también, puesto que los chicos y chicas necesitarán discernir qué fuentes de recursos son las más apropiadas para lograr los objetivos que se proponen (aprender a aprender), además de que el trabajo en equipo será imprescindible para llegar al resultado final (competencia personal y social).
Deseamos que este post te ayude a comprender la ciudadana y cómo aplicarla. Te recordamos que si tienes dudas sobre las competencias claves puedes visitar los siguientes posts: