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¿Qué tal opositores? Terminamos la semana con fuerza con una nueva entrega sobre las funciones ejecutivas. Hoy nos centraremos en la memoria operativa. Antes de adentrarnos en la memoria operativa, debemos tener claro el concepto de la memoria.
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La memoria es una función psicológica que nos permite a los humanos aprender, retener información y adaptarnos al medio en el que vivimos. Nos posibilita el recuerdo de experiencias pasadas y extraer de ellas aprendizajes para el presente. La memoria humana, a diferencia de la de los animales, nos permite contemplar el pasado y planear el futuro.
Existen cuatro tipos de memoria, diferentes entre sí, que las hacen especiales y únicas:
Conocida también como “almacén sensorial”. La información sensorial la captamos a través de los cinco sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) y, cuando esta información llega al cerebro, las neuronas se encargan de reconocerla y de almacenarla.
En este tipo de memoria, la información está activa solo durante milisegundos o, como mucho, unos pocos segundos. Pasado este tiempo, si la persona no ha mostrado atención a dicha información, esta se desvanecerá.
En este tipo de memoria, la información está activa más segundos que en la anterior, aproximadamente unos diez segundos. Esta memoria tiene una capacidad limitada.
Esta es la que desarrollaremos más ampliamente en el presente artículo. Es similar a la memoria a corto plazo, pero con la diferencia de que tiene la capacidad de operar manipular la información para dar un resultado o una respuesta.
Nos referimos a este almacén cuando hablamos de memoria en general y tiene una capacidad ilimitada, aunque hay una ley con respecto al cerebro que dice que lo que no se usa, se pierde. Por lo tanto, aunque la capacidad sea ilimitada, si el material no se usa regularmente, tiende a extinguirse.
Nos adentraremos en la memoria operativa que es la capacidad que tenemos de retener, mantener y manipular una información dada. Se la denomina también memoria de trabajo (working memory) puesto que su objetivo es trabajar con la información almacenada anteriormente y llevar esa información a la resolución de problemas en el momento presente.
La palabra clave en este tipo de memoria es “para”, ya que este tipo de memoria sirve para resolver algo futuro, pero recurriendo a lo aprendido en el pasado. En este sentido podemos afirmar que la memoria de trabajo es una condición necesaria para solucionar problemas, pero no es suficiente para la toma de decisiones. La memoria operativa o de trabajo es un tipo de memoria a corto plazo, pero estos dos términos no son sinónimos, la memoria operativa se diferencia de la memoria a corto plazo en que esta última sirve solo para almacenar datos, mientras que la memoria operativa utiliza esos datos para llevar a cabo una operación mental.
Un ejemplo que nos ayudará a entender las diferencias sería el siguiente: si memorizamos un correo electrónico estamos utilizando la memoria a corto plazo, no hacemos nada más con ella, no la “manipulamos”. En cambio, si queremos deletrear una palabra al revés, tenemos que activar la memoria operativa, ya que hemos de guardar la información, realizar una operación y dar un resultado final. También se la denomina metafóricamente como memoria online.
Algunas formas simples de ejercitar la memoria operativa o de trabajo en un niño son el cálculo mental o el deletreo de palabras al revés.
Si nos centramos en la definición propuesta por Baddeley y Hitch (1974), observamos que claramente se pueden distinguir dos procesos en esta función cognitiva: el mantenimiento y la manipulación. No obstante, al tratarse de un tipo de memoria, también sería necesario hablar de otros procesos, como son la codificación, el almacenamiento y la evocación.
Este tipo de memoria ha sido ampliamente estudiado debido a la importancia que posee para la comprensión y producción del lenguaje. Según el modelo propuesto por Baddeley, la manipulación y mantenimiento de este tipo de información estaría relacionada con el bucle fonológico, estrechamente ligado a la corteza temporal izquierda, en concreto, al área de Wernicke.
Existen por otra parte diversas clasificaciones de la memoria de trabajo:
A continuación, os ponemos ejemplos para su activación y desarrollo.
Referencias bibliográficas: