Aplicando las Funciones Ejecutivas: Concentración

Publicado el 20 de octubre de 2023

Seguimos con la elaboración de artículos relacionados con las funciones ejecutivas. En este post y los siguientes iremos definiendo algunas de ellas y completaremos su descripción con ejemplos para su desarrollo.

La Concentración

Antes de comenzar con la CONCENTRACIÓN, queremos dejar claro que hay determinadas funciones ejecutivas que no aparecerán hasta bien entrada la infancia, como son la inhibición de impulsos, la concentración (también denominada por algunos autores atención focalizada o foco) y la planificación.

Podríamos afirmar que, en torno a los 10 años, el niño ya ha alcanzado un rendimiento y una ejecución bastante similares a los que tiene un adulto. En algunos casos habrá que esperar hasta los 12 años, momento en el que se inicia la etapa que Jean Piaget denominó de “operaciones formales”.

¿Qué es la CONCENTRACIÓN?

La podemos definir como una función ejecutiva mediante la cual focalizamos nuestros recursos en un estímulo, persona, actividad o tarea concreta. Se utiliza mucho la metáfora del “foco” para explicar cómo funciona la atención.

Imaginemos que solo disponemos de un foco para ir iluminando todo aquello que nos interese. A nuestro alrededor puede haber muchos estímulos de variada índole (personas, objetos, …) La luz del foco nos permitirá atender a aquello que esté alumbrando, pero lo que esté en penumbra, lo que no esté iluminado por esa luz potente, no podrá ser atendido, al menos por el momento.

En el caso de algunas patologías, como es el caso del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) no es que los niños no tengan foco, pero su dificultad fundamental es que constantemente están cambiando el foco atencional de su linterna, lo que les dificulta enormemente su concentración. Podríamos hablar más bien de un problema de control de impulsos (otra de las funciones ejecutivas que veremos en un artículo posterior)que de concentración.

¿Es lo mismo la concentración que la atención?

En realidad, aunque se utilizan en ocasiones como sinónimos, porque es cierto que tienen muchas similitudes, también es verdad que existen diferencias. Una de las más importantes, siguiendo el símil del foco, es que la atención es pasiva, pues el estímulo es el que me capta a mí, sin embargo, la concentración tiene un papel más activo, ya que somos nosotros quienes buscamos el estímulo de manera consciente y perseverante.

También resulta relevante decir que la concentración está muy relacionada con la motivación, la curiosidad y las expectativas que tenemos. Está claro que las tareas que nos motivan nos facilitan la atención, pero cuando las actividades a las que nos enfrentamos son aburridas y monótonas es mucho más difícil mantenerla.

Ejemplos para aplicar la concentración

A continuación  tres ejemplos para potenciar el desarrollo de la concentración:

  • Ejemplo 1:
  • Ejemplo 2:
  • Ejemplo 3:

Referencias bibliográficas:

  • Guerrero, R. (2020) Cómo estimular el cerebro del niño. Editorial Sentir. Madrid.
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