Maximiza tu rendimiento: estrategias para potenciar tus capacidades

Publicado el 13 de mayo de 2024

La respiración, la relajación muscular, la visualización y las afirmaciones positivas son herramientas poderosas para ayudarte a mantener la calma y a maximizar tu rendimiento durante el proceso opositor.

No obstante, si potencias tus conocimientos y el esfuerzo realizado durante meses, con ejercicios de respiración, relajación y visualización y con afirmaciones positivas, vas a rentabilizar significativamente tus capacidades y tu rendimiento en las pruebas se optimizará.

La respiración y el control del estrés

La respiración y el control del estrés son esenciales en la preparación para una oposición. En este proceso, la presión y la ansiedad pueden ser abrumadoras, pero mediante técnicas de respiración adecuadas, se puede gestionar el estrés de manera efectiva.

La práctica de respiración consciente ayuda a mantener la calma y la claridad mental, lo que es crucial para estudiar de manera eficiente y retener la información. Controlar el estrés no solo mejora la concentración, sino que también promueve un estado emocional equilibrado, facilitando la toma de decisiones acertadas y la resolución de problemas durante el estudio. Integrar estas técnicas en la preparación para una oposición puede marcar la diferencia entre el éxito y la frustración, permitiendo enfrentar los desafíos con confianza y determinación.

La relajación

En el contexto de la preparación para una oposición, la relajación se convierte en un recurso indispensable. Con el constante peso del estrés y la presión, practicar técnicas de relajación se vuelve esencial para contrarrestar estos efectos negativos.

Tomarse momentos para relajarse durante el estudio no solo permite aliviar la tensión física, sino que también favorece la claridad mental y la creatividad. Estos momentos de relajación son oportunidades para recargar energías, manteniendo así la concentración y la productividad a largo plazo. Integrar prácticas de relajación en la rutina de preparación para una oposición puede marcar la diferencia entre enfrentar los desafíos con confianza y determinación, o sucumbir ante el agotamiento y la ansiedad.

¿Cómo te puede ayudar la visualización creativa a lograr tus objetivos en la oposición?

La visualización nunca sustituirá a tu trabajo consistente, a tu estudio disciplinado y sistemático, pero será un complemento muy valioso para enfocar la mente en un resultado positivo, evitando que te auto boicotees con mensajes negativos que te resten eficacia y seguridad.

¿Cómo puedes implementar la visualización en tus hábitos diarios para obtener sus beneficios en el camino de lograr tu plaza como docente?

Veremos a continuación dos ejercicios de visualización que puedes practicar para cada uno de los dos ejercicios del examen.

 Ejercicio 1 de visualización: desarrollo del tema.

Siéntate o acuéstate en un lugar tranquilo y silencioso en el que te encuentres cómodo y seguro. Empieza respirando profundamente, tal como se indicó en el ejercicio anterior y ve relajando la musculatura progresivamente, con las pautas indicadas también anteriormente.

Una vez conseguido un estado de relajación y calma a través de la respiración y del control muscular, que ya vimos anteriormente, empieza a visualizar tu situación en la primera prueba del examen: el desarrollo del tema.

Te encuentras en un aula grande, con muchos otros aspirantes a conseguir su plaza como funcionarios. En el ambiente se percibe una cierta agitación y nerviosismo. Lo fácil es contagiarse de esa energía.

 En tu ejercicio de visualización es donde, anticipando ese momento en tu imaginación, tienes que empezar a “ver” cuál va a ser tu actitud en esa situación crítica. Lo que vamos a contrarrestar es la inquietud que, de manera natural, va a aparecer y los mensajes que te van a restar energía, como “no me acuerdo de nada”, estoy muy nervioso o nerviosa”,” me va a salir fatal”,...

Aparta esos mensajes u otros similares ¡YA!, en su lugar, entrena a tu mente para generar pensamientos de calma y energía:

  • “Me siento tranquilo, tranquila.”
  • “Lo voy a conseguir “.
  • “Todo lo que he estudiado va a fluir con facilidad sobre el papel”.
  • “Mi esfuerzo se va a ver recompensado”.

 Dedica unos minutos, manteniendo la relajación y la respiración profunda, a visualizar la escena, reviviendo el mayor número de sensaciones que puedas incorporar: imagina la sala. Si la has podido visitar con anterioridad, sería perfecto, pero si no es así, piensa en un aula cualquiera de la universidad, un salón de actos, en la que hay muchas personas en tu misma situación.

 Visualiza los pupitres en los que te sentarás, los cuadernos de examen sobre las mesas, constatas que llevas todo el material que necesitas y eso te aporta tranquilidad. No llevas el móvil o te aseguras de tenerlo apagado.

Cuando el presidente o presidenta del tribunal empieza a dar instrucciones, te encuentras receptivo a lo que indican y tienes calma suficiente para preguntar tus dudas, si es que te surge alguna.

Te visualizas haciendo tus preguntas con tranquilidad y seguridad.

Una vez que empiezas el examen, te organizas bien. Compruebas el tiempo que tienes, realizas un buen esquema y te dispones a desarrollar el tema elegido. Escribes de manera fluida, pero con el suficiente autocontrol como para evitar tachones, con una grafía legible y clara que al tribunal le resultara fácil de corregir.

Vas controlando el tiempo para lograr redactar el tema con una extensión suficiente y que , a la vez,  te permita 10´ 0 15´de revisión para comprobar signos de puntuación o cualquier otra cuestión en la que hayas podido errar, y la subsanas.

Terminas la prueba y sales del aula sintiéndote satisfecho, satisfecha de haber logrado con éxito tu primer objetivo. Comentas con tus compañeros y compañeras, evitando entrar en consideraciones negativas, en quejas y en mensajes que te roben seguridad y energía.

Vuelves a casa, descansas y agradeces la oportunidad que has tenido de expresar tus conocimientos y de poner en valor tu esfuerzo de muchos meses.

Repite este ejercicio a diario, que forme parte de tu rutina de preparación de la oposición, como si se tratase de una prueba más que tienes que trabajar.

Ejercicio 2 de visualización: defensa de la UD frente al tribunal.

Esta segunda prueba es la que, habitualmente, más ansiedad genera entre los opositores.

Te enfrentas a cinco personas cualificadas ante las que tienes que defender tu unidad.

Para entrenarte y llegar con la máxima seguridad y confianza, repetiremos, con las variaciones pertinentes, las pautas del ejercicio anterior.

Si has estado convocado desde primera hora de la mañana y tu defensa es por la tarde, vas a tener que añadir una dosis extra de calma, para contrarrestar los nervios y también el cansancio.

Si vas a comer en la sede del tribunal porque te examinas tarde, trata de realizar una comida ligera, bebe solo agua y evita bebidas gaseosas o alcohólicas.

Una vez que has conectado con tu respiración profunda y relajado todos los músculos de tu cuerpo con el ejercicio que ya conoces, vas a visualizar la escena de este nuevo examen.

Estás frente al tribunal, 5 personas que te van a evaluar, son cinco profesionales que, lo normal, es que se encuentren dispuestos a ayudarte en todo momento y a facilitarte las cosas. 

Es posible que detectes signos de cansancio en alguno de ellos: no es algo personal hacia ti, simplemente son personas, sometidas en esos días a una gran carga de trabajo y puedes encontrarlos en un momento bajo. ´Mantente firme y seguro, segura. Que esa circunstancia no te haga decaer, sino todo lo contrario: tendrás que redoblar tu esfuerzo para mantener la atención y resultar convincente.

Durante el ejercicio de visualización, ensaya el máximo de detalles de ese momento: piensa lo antes posible la ropa que vestirás, algo cómodo con lo que sientas seguridad y ligereza, prendas sueltas que no te compriman y que a la vez sean adecuadas para un examen de estas características. Recuerda que también forma parte de la prueba lograr una buena impresión, una imagen adecuada para un profesional de la educación.

Visualiza la posición que adoptarás ante tus examinadores: ¿sentado ¿, ¿de pie? (te recomiendo esta última, puesto que te dará más sensación de dominio de la escena y te hará sentir más firme)

Ten decidido qué uso vas a hacer de la pizarra, qué apartados son los que vas a plasmar en ella, que sean un apoyo puntual sin excederte en contenido que te harán perder fluidez en la comunicación. Visualízate manteniendo la mirada con todas y cada una de las personas que constituyen el tribunal, sintiendo que tu mensaje está calando en ellos, observando sus miradas atentas y sus signos de aprobación.

Imagina que hablas con convicción y confianza. Sabes perfectamente lo que quieres transmitir, lo has ensayado en clase varias veces y conoces perfectamente el contenido.

Recrea al máximo los detalles que puedas imaginar: el rotulador con el que vas a escribir, los materiales de apoyo ( si los llevas) y la forma en la que los vas a presentar y cualquier otra circunstancia que aporte realismo y emoción a la escena.

¡Practica a diario! Piensa que es una parte más de tu preparación que va a sumar mucho.

Las afirmaciones positivas

El lenguaje, y muy especialmente las palabras que mentalmente nos dirigimos a nosotros mismos, pueden convertirse en poderos aliados en nuestros procesos de superación personal o en nuestros peores enemigos.

Os sugiero, como docente, que realicéis este ejercicio con vuestros alumnos, si en este momento estáis trabajando como maestros o profesores de Secundaria, o con algún niño o niña de vuestro entorno más cercano, que tenga a partir de 7 u 8 años.

Si le preguntas: “¿Con qué persona hablas más a lo largo del día?

Lo más probable es que te diga que con un amigo o amiga próximos, con sus padres o con algún hermano. Si le dejas reflexionar un momento, mostrando desaprobación hacia sus respuestas, observarás que rápidamente cae en la cuenta de que es con él o con ella mismos con la persona que hablan de manera constante.

Este sencillo ejemplo te puede dar una idea clara de lo importante que son los mensajes que nos damos y de la necesidad de cuidar nuestro lenguaje interior.

Es fundamental tomar conciencia de nuestra forma de hablar, del “ritmo” que da a nuestra vida emplear un lenguaje que nos anime, que nos dé alas para avanzar o, por el contrario, optar por un discurso que nos culpabilice, nos desmotive y nos reste fuerza vital.

Para concluir este artículo, te propongo que realices una lista de afirmaciones positivas, que puedes escribir en un pequeño cuaderno, en una ficha o en un folio y que procures llevar siempre contigo. Escribe una serie de ideas sobre el logro del objetivo de aprobar la oposición y repítelas a menudo durante el día.

Te sugiero algunas, pero lo ideal es que las adaptes a lo que más te resuene. Es imprescindible que las formules en positivo y no utilices ninguna palabra negativa:

  • Estoy alcanzando mi meta.
  • Lo voy a conseguir.
  • Mi esfuerzo está dando resultados positivos.
  • Me siento cada día más capaz de aprobar la oposición.
  • Soy capaz y tengo una buena preparación.
  • Confío en mis habilidades y conocimientos para superar el examen.
  • Mi mente está tranquila y enfocada en el presente.
  • Cada paso que doy me acerca más a alcanzar mi objetivo.

Estas son algunas de las muchas que puedes escribir para ti. Al repetirlas regularmente, refuerzas tu confianza y contribuyes a mantener una actitud firme, fuerte y decidida.

¡Valora lo que tu lenguaje puede hacer por ti!

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